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México Ofrece Asilo Político a Jorge Glas
El gobierno de México ha anunciado que otorgará asilo político a Jorge Glas, exvicepresidente de Ecuador durante el mandato de Rafael Correa (2007-2017), quien está siendo procesado por presunta malversación de fondos. Esta decisión se produce tras la expulsión de la embajadora mexicana en Quito, Raquel Serur.
Después de un análisis exhaustivo de la información recibida, México ha decidido otorgar asilo político a Jorge David Glas Espinel, quien actualmente se encuentra en la Embajada de México en Quito. Esta decisión será comunicada oficialmente a las autoridades ecuatorianas junto con la solicitud de que concedan el salvoconducto respectivo, de conformidad con la Convención de Asilo Diplomático de 1954, tratado internacional del que México y Ecuador son Estados parte.
El asilo a Glas, quien está en la embajada mexicana en Quito desde diciembre, se anuncia después de que Ecuador declaró persona non grata a la embajadora de México en respuesta a comentarios del presidente Andrés Manuel López Obrador sobre el magnicidio del excandidato presidencial Fernando Villavicencio.
La Cancillería ha reprochado las acciones del gobierno de Daniel Noboa al precisar que instruyó a Serur para que regrese a México para resguardar su seguridad e integridad. Señaló que en todo momento de su gestión, la embajadora ciñó su actuación a los principios de política exterior establecidos en la Constitución y en el derecho internacional, y denunció que declararla non grata reviste claramente un carácter político.
La embajada de México en Ecuador quedará a cargo de Roberto Canseco, actual jefe de Cancillería de la misión, y continuará operando con normalidad. México lamenta esta decisión diplomática que considera desproporcionada.
La Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) rechazó el incremento de la presencia de fuerzas policiales ecuatorianas afuera de su sede diplomática en Quito porque, dijo, constituye un claro hostigamiento a la embajada y una flagrante violación a la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas. Es evidente que estas acciones no corresponden a las prácticas habituales de vigilancia y protección de los inmuebles diplomáticos, basadas en las normas que regulan la buena convivencia entre las naciones.
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