Casi la mitad de las contribuciones políticas en Estados Unidos para las elecciones presidenciales de 2024 provienen de figuras y empresas del sector de bitcoin y criptomonedas. Según un informe de Public Citizen, el 48% del gasto electoral corporativo provino de empresas como Ripple, Circle, Andreessen Horowitz y ARK Invest, entre otras. Estas donaciones ascienden a aproximadamente 119 millones de dólares de un total de 248 millones, aunque otros informes sugieren una cifra mayor.
El principal beneficiario de estas contribuciones ha sido Fairshake, un Comité de Acción Política (PAC) vinculado al ecosistema Bitcoin, cuya misión es apoyar a líderes favorables a la innovación en blockchain y criptomonedas en las próximas elecciones estadounidenses. Este PAC ha recibido más dinero de patrocinadores corporativos que cualquier otro inversor externo, con Americans for Prosperity Action ocupando un distante segundo lugar.
Las contribuciones políticas del sector de criptomonedas han alcanzado niveles sin precedentes, con un gasto total de 129 millones de dólares en los últimos tres ciclos electorales. Solo la industria de los hidrocarburos ha gastado más en el mismo período, con 162 millones de dólares destinados a políticos favorables a los combustibles fósiles.
La creciente influencia de la criptoindustria en las elecciones estadounidenses es evidente, según el analista financiero Jeffrey Howard. Este ciclo electoral marca la primera vez que la criptoindustria tiene un grupo de presión bien financiado y organizado para apoyar sus intereses, destacando el poder que ha adquirido en la política.
Las criptomonedas han tomado un papel central en la contienda electoral de este año, junto con otros temas como la deuda y la inflación. Esto ha llevado a un cambio en la postura de Donald Trump, quien ha pasado de rechazar a bitcoin a prometer medidas favorables para los bitcoiners, mientras que Joe Biden y Kamala Harris han adoptado una posición más tibia al respecto.
En resumen, las criptomonedas están jugando un papel decisivo en las elecciones de 2024 en Estados Unidos, con importantes contribuciones y un creciente poder de influencia en el sector político, lo que podría tener un impacto significativo en los resultados electorales.