Con 86 votos a favor y 41 en contra, los partidos Morena, PT y PVEM en el Senado de la República, aprobaron en lo general el dictamen que reforma al Poder Judicial Federal, con lo que ahora los jueces magistrados y ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, podrán ser elegidos por el pueblo.
Después de más de 10 horas de discusión, de retirar una ronda de participaciones y de un cambio de sede, los senadores lograron sacar en los primeros minutos del miércoles la reforma que será enviada al presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, para los trámites constitucionales.
Uno de los momentos que marcaron la noche fue cuando el panista Yunes Márquez emitió su voto a favor, en medio de vítores de Morena y sus aliados.
La propuesta, que supuestamente busca transformar profundamente el sistema judicial del país, fue aprobada con una mayoría calificada, superando el umbral necesario para su implementación.
Manifestantes tomando por asalto el Senado
Antes de la votación, cientos de manifestantes protagonizaron una violenta refriega con policías de la SSC la noche del martes, tras intentar ingresar a la antigua sede del Senado en Ciudad de México.
La situación se desató cuando los manifestantes, entre los que se encontraban funcionarios judiciales en huelga y estudiantes universitarios, invadieron la actual sede del Senado, movilizándose bajo la lluvia.
Gritando consignas como “¡El poder judicial no va a caer, no va a caer!” y “¡ni un paso atrás!”, los detractores de la reforma impulsada por el presidente Andrés Manuel López Obrador desafiaron a las autoridades y al pleno legislativo. La propuesta presidencial busca convertir a México en el primer país en elegir a todos sus jueces y magistrados, incluidos los de la Suprema Corte, por voto directo, lo que ha generado una feroz oposición.
En medio del caos, los manifestantes lograron irrumpir en el hemiciclo del Senado, donde se desarrollaba el debate, y se vivieron momentos de gran tensión. Algunos miembros de la oposición denunciaron que la reforma vulnera la independencia judicial y elimina la posibilidad de ascender por méritos.
La invasión al Senado se produjo después de que los manifestantes bloquearan la semana pasada la Cámara de Diputados, obligando a los legisladores a aprobar la reforma en un polideportivo. En el pleno, el presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña, suspendió la sesión y acusó a los opositores de orquestar una “operación hormiga” para infiltrar a los manifestantes en un “intento de golpe” contra el Legislativo.
La sesión se reanudó horas después en la Antigua Casona de Xicoténcatl, donde el Senado sesionó hasta 2011. Los manifestantes, al grito de “¡no están solos!” y entonando el himno nacional, demostraron su apoyo a los senadores opositores. Fernández Noroña alegó que la invasión se debió a que la oposición temía perder la votación, dado que al oficialismo le faltaba un voto para alcanzar la mayoría calificada.
El debate se intensificó con rumores de un “traidor” en el seno de la oposición. Los señalamientos apuntaron al senador del PAN, Miguel Ángel Yunes, quien se reportó enfermo y fue reemplazado por su padre, un polémico político de Veracruz. La situación generó una fuerte confrontación dentro del partido, con el presidente del PAN, Marko Cortés, acusando a Yunes padre de traición.
Más tarde, en la sesión de Xicoténcatl, Miguel Ángel Yunes hijo apareció para confirmar su voto a favor de la reforma. Su decisión, ampliamente criticada por organismos internacionales y defensores de derechos humanos, ha intensificado la polarización en torno a la reforma judicial y ha dejado en evidencia las profundas divisiones dentro del Senado y entre la ciudadanía.